Polémicas tras movimiento de Bel Oliver a la OMT

Reyes Maroto nombró a Bel Oliver como Secretaria de Estado de Turismo. Sin conocerse, es evidente que el partido le sugirió el nombre. Al poco tiempo de trabajar juntas, Oliver y Maroto dijeron que la primera se iba a trabajar a la Organización Mundial del Turismo (OMT).

Bel Oliver

En aquel momento, parecía que la OMT había descubierto toda la sabiduría que concentraba en sí Oliver y por eso se había atrevido a ficharla. Sin pruebas, los más maliciosos creían ver un cese mal disimulado porque parecía raro, inusual, que una organización como la OMT fichara a la Secretaria de Estado de Turismo del país en el cual tiene su sede.

Suena a acto de descortesía, a falta de delicadeza, pero, sin versiones alternativas, se aceptó la historia pues se imaginaba que Oliver se iba con un contrato de por vida, que bien justificaba el plantón.

El tiempo pasó y ahora se sabe que todo lo que se dejó entrever en aquella ocasión era turbio: Oliver no fue contratada por la OMT, sino que el ministerio paga a la OMT el coste de que la tengan contratada. Tan poco interés tiene la OMT en Oliver, que al parecer la mallorquina no sale de la isla, o lo hace en contadas ocasiones. Y el ministerio paga religiosamente a la OMT los costes que tiene mantenerla. Es decir: el ministerio la echa y se hace cargo de que no pierda ni un euro de salario.

Ahora, tras saber esta parte, la ministra dijo que necesitaba que el ministerio tuviera alguien de nivel ante la OMT. Se supone que quien le dice a la ministra que es necesaria una representación de nivel ante la OMT es la secretaria de Turismo, porque la ministra no puede seguir el día a día de este sector. ¿Y es la secretaria de Estado la que le dice que ella misma se va a cubrir este puesto? Es como si el ministro de Exteriores le dijera al presidente que se necesita un embajador en París y que él mismo se va a ir. ¿Esto es lo que nos cuenta Maroto?

El primer paso en la degradación de la política española fue la de no decir la verdad, lo cual no siempre significa mentir; el segundo fue mentir descaradamente; el tercero, que parece que estamos transitando en este momento, es mentir, ser descubierto y retorcer la mentira hasta llegar al paroxismo.

El único escudo protector que tiene esta falta es que es una práctica normal en la política española, también en quienes hoy están en la oposición. Quienes tienen menos imaginación se van a una de las grandes empresas para que les devuelvan los favores en forma de nómina. Y otros, quizás aún con más descaro, cambian de jefe para entregarles todos sus conocimientos de las interioridades del Gobierno y así justificar el salario.

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